El ser maduro implicar ser consciente de que todo tiene su ciclo y por lo tanto puede acabar en cualquier momento. Entregarse a cada acción, cada momento, cada relación es la base de una vida plena y con sentido.
Amar la vida implica no dejar morir, no ignorar, no abandonar. Esto nos permitirá rendirnos en paz a la muerte cuando llegue el momento y haber vivido con sentido hasta entonces. Reconocer la muerte, te empuja a la vida.