– Refuerzo de la atención psicológica a las madres embarazadas
– Protocolo que permita a las madres y padres la escucha del latido fetal
– Ofrecer una ecografía 4D que complemente las tres convencionales contempladas actualmente
– Proteger la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios en casos de aborto
Los he releído varias veces y sigo sin encontrar la vulneración a algún derecho fundamental… ¿me podéis ayudar a encontrarla?
¿La información y la atención no son acaso derechos fundamentales? Más aún ¿a la hora de poder tomar una decisión tan trascendental como la IVE (Intervencíon Violenta del Embarazo)?
Estoy leyendo que se comenta que una mujer que ha tomado la decisión puede traumatizarse al escuchar el latido o ver la ecografía. Lo del 4D no lo veo necesario, teniendo en cuenta el gasto público que supone. Es más, diría que el latido es bastante impresionante para tomar conciencia de la vida intrauterina, al que se le podría sumar una ecografía corriente. ¿Que esto va a impactar en la madre? Seguro. ¿Que eso le va a hacer cambiar de opinión? Posiblemente no. Porque la decisión se ha tomado, en casi todos los casos, por unos miedos y amenazas que seguramente no desaparezcan con esa conciencia de la vida del no nacido.
De ahí que se tenga que acompañar la atención psicológica con apoyo material. De esto hablaré más adelante.
Quiero volver al punto del trauma que supuestamente puede producir el ser consciente de la vida en desarrollo. Con esto, se ignora el trauma que sí o sí supone la Intervención Violenta del Embarazo. Y si bien esa imagen o sonido tan trascendentales no hagan cambiar la decisión de la madre gestante, sí le permitirán saber el origen de posteriores síntomas tales como: pasado uno o dos días no querer levantarse de la cama; no encontrarle sentido a la vida; no querer vivir; intentos de suicidios; tener impulsos de clavarse cuchillos en el vientre; vomitar cuando se ve a un bebé; y otros muchos más que me han compartido mujeres que me han contactado identificadas con mi testimonio. de posteriores dinámicas oscuras que revelen lo vivido. Y eso es positivo porque, por lo menos, podrá encaminarse hacia el proceso de vivir el duelo y el proceso de sanación.
Si la medida de la IVE fuera profundamente feminista, es decir, promujer, se estarían recogiendo datos para conocer las causas que llevan a las madres a someterse a un acto tan traumático y ver qué otras medidas alternativas podrían ayudarlas a proteger ese embarazo y poder llevarlo a término.

Me resulta curioso (por no decir, aberrante) que cuando me fueron a extirpar un quiste en el ovario (curiosamente del tamaño de la cabeza de un bebé, según la propia doctora), me informaron de todos los posibles riesgos para mi salud y me hicieron firmar para que constara que lo hacia a conciencia, y cuando fui a abortar tan solo tuve que poner la X para legalizar el aborto por peligro para mi salud mental. Si me dieran ese papel ahora… tras cientos de horas de terapia…
Qué desafortunado que no me ofrecieran ninguna de las medidas anunciadas para Castilla y León para evitar la pérdida de mis dos primeros hijos… #dosabortosdespues Aunque lo más efectivo siempre es educar en sexualidad sana y consciente.
En cualquier caso, como adelantaba, a las medidas anunciadas le falta el apoyo material, porque muchas mujeres aún conscientes de que lo que llevan en sus vientres es la vida de esos seres humanos tipicados como hijos, si no disponen de apoyo material (desde comida y pañales a un hogar protegido, afectivo y libre de violencia), igualmente no dispondrán de lo necesario para continuar con su embarazo: seguridad, estabilidad y positivismo.
De ahí que la labor social sea, por este orden, la educación, el apoyo integral y, finalmente, la información de las consecuencias de las intervenciones clínicas.
Sin embargo, desde el mismo gobierno (autoidentificado como feminista, porque hemos llegado al punto de que aquí ya cada uno es lo que le venga en gana… «yo hoy me siento, luego soy, osa polar»), se insiste en demonizar un apoyo -aunque insuficiente- a la mujer embarazada en situación de vulnerabildad que actualmente solo cuenta con la IVE para resolver sus conflictos acuciados con el embarazo, los cuales podrían estar asociados, no al embarazo como tal, sino a la falta de empleo, una expulsión del hogar o violencia machista por parte de la pareja.
Si queremos provomover derechos feministas, hablemos de la integridad sexual de la mujer y su derecho a disponer de un trabajo y vivienda dignos que le permitan vivir su maternidad de forma sana, algo que se está convirtiendo en un privilegio al que ya muchas ni aspiran. Y dejemos la idelogía aparte para centrarnos en la biología. Que se ha politizado un tema universal que tiene que ver, especialmente, con la mujer y su reproducción.Y a la hora de contemplar el aborto, nos alejamos de la salud sexual y reproductiva de la mujer, porque tras ello lo que hay es precariedad, soledad, violencia y trauma.